23 abr 2012

Juego de niños


Creció en un entorno hostil y sombrío. La vida le obligó a  trabajar siendo aun un niño. La pobreza que le rodeaba le hacía buscar su alimento entre la tierra árida, sacando de ella lo justo para subsistir. No supo de juegos, de amigos, de amor y felicidad. Solo trabajo y dureza, obligaciones. Perdieron lo poco que poseían y se vieron abocados a trabajar las tierras de otros, que a cambio de su sangre les otorgaban la gracia de seguir vivos. Supo entonces que había otras vidas, que seres como el vivían de otra forma. Y quiso conseguirlo. Ayudado por ese otro niño, de aroma fresco y manos suaves, aprendió lo básico para cambiar su rumbo. Fueron años difíciles, sus obligaciones le dejaban poco tiempo para la esperanza, para el conocimiento. Aprendió un oficio y se hizo dueño de su vida. Atrás quedaba la miseria y con ella sus padres que ya formaban parte de la tierra. Hoy es padre de un niño que comparte con otros los juegos que el nunca tuvo. Hoy el es ese niño que nunca fue, en un acto de recuperar una infancia que nunca tuvo.

8 comentarios:

  1. La lucha por una vida digna, a través de un aprendizaje duro.

    Me enternece la imagen de recuperar una infancia no gozada. Porque todo niño debiera jugar.

    La actitud de jugar, además de poderse recuperar, debería no perderse nunca.

    Un abrazo.

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    1. Lo realmente preocupante es que hay muchos, pero muchos niños sin infancia y que no tendrán la "suerte" de este personaje.
      Si jugásemos más como niños, seríamos más humanos entre nosotros.
      Un beso Albada

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  2. Cormorán, qué bella y dura historia de superación. Podría ser la historia de muchos de nuestros padres o, inclusive, la de algunos de nosotros. Tiempos duros, superados a base de esfuerzo, de tesón, de voluntad, también de ilusión, de ganas de futuro. Valores que no es fácil encontrar hoy. Y todas las carencias que se tuvieron, que no se disfrutaron, se quieren ver compensadas por el brillo de las pupilas de los vástagos. Para que todo tenga un sentido, al final, tanto esfuerzo ha servido para algo. Como tú dices, una forma de vivir una infancia que no se tuvo.
    Es un tema apasionante, muy bien narrado, Luis. Me ha gustado y emocionado y me ha hecho reflexionar. Ojalá los nuevos jóvenes sepan apreciar todo el esfuerzo que hay detrás de los juegos que se les amontonan en la habitación y en los que, a veces, ni reparan.
    Abrazo.

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    1. La abundancia nos ciega del valor de las cosas. Aunque la cosa no pinta bien, esperemos que no volvamos a tiempos pasados.
      Un abrazo

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  3. El alma de niño anida en nosotros y sale a relucir cuando está en contacto con ellos, los niños de todas las historias vividas y por vivir.

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    1. Así debería ser siempre, aunque he de reconocer que aveces me siento mayor y cansado :)
      Un saludo Alfred

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  4. no me gusta ponerme pesimista, Cormo, y me alegro por la trayectoria ascendente de tu prota... Pero las cosas van pintando mal para el hijo aunque siempre quedarán los juegos de hoy, quién sabe dónde tendrá que buscar mañana....

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    1. Tienes razón y tal vez por como pintan las cosas, me salió este relato. Tal vez para disfrutar una vez más de como fue nuestra vida hasta ahora y luchar para que siga asi.
      Un besote Greta

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