29 jul 2012

Operario

-Informe.
-Se ha detectado un sentimiento no programado.
-¿Se sabe su origen?
-No. Se está intentando rastrear pero la señal ha sido débil.
-Es el cuarto sentimiento no programado en los últimos 47 años que surge. Aunque no es preocupante, debemos estar alerta. ¿De qué sentimiento estamos hablando?
-Aún está por verificar. Lo cotejamos con la base de datos, y en principio, parece tratarse de esperanza.
-¿Esperanza? Eso es imposible, la esperanza fue erradicada y por precaución no se conservó muestra alguna. ¿Son los datos fiables?
-Por eso está por verificar. El resultado fue emparejado con los datos de la última esperanza conocida. Al no tener una muestra procesada en la programación sentimental actual es solo una suposición.
-Si se verifica estaríamos hablando, no de un error en la programación, si no de lo que antiguamente se conocía como virus. Algo completamente ajeno que invade un sistema para realizar todos los cambios precisos hasta hacerse con el control.
-En cierto modo, nosotros somos virus…
-No. En absoluto. Nosotros somos el resultado de una evolución deseada.
-Pero en nuestro origen los sentimientos fluían libremente y surgían ante ciertos estímulos. Ahora han sido erradicados, eliminados y, en el mejor de los casos, programados para su utilización de forma controlada en intensidad y duración.
-Si, eso es así, pero a diferencia de un virus que invade, hemos llegado a este punto por libre elección, por lo que los antiguos llamaban deseo propio. Nuestro origen está en lo que se conocía como humano, una evolución del primitivo mono. El ser humano, nuestros antepasados, empezaron a crear máquinas que desarrollaban el trabajo de los humanos, se producía mucho más a menor coste. Se le denominó la revolución industrial. Nunca se imaginaron hasta que punto era una revolución, una revolución provocada y dirigida por ellos mismos. En épocas de crecimiento, se invertía en investigación para la mejora tecnológica, para hacer la vida del humano más y más cómoda cada vez, creando para no tener que crear, para que creasen por ellos. En el siglo XXI se dieron los primeros resultados destacables de mezcla entre humano y máquina. Se crearon procesadores que insertados en el cerebro humano podían dar el habla a los mudos, oído a los sordos, vista a los ciegos…
-Todo eso lo conozco, forma parte del primer ensamblaje de cada unidad. El procesador histórico.
-Efectivamente, el procesador histórico es el primero en nuestro ensamblaje para poder hacer uso de lo que los humanos llamaban experiencia. Aprender del pasado para no cometer los mismos errores en el futuro.
-Entonces… La esperanza es un error.
-El mayor de todos. Los humanos tenían la esperanza que las máquinas trabajasen por ellos, les hiciesen la vida fácil y cómoda. Tenían la esperanza de corregir ciertos defectos de ciertos humanos. Tenían la esperanza que con un procesador podrían ver, oír, hablar, caminar, coger objetos… Y así lo consiguieron. El problema surgió del afán de superación que conllevaba el ser humano. Las piernas, brazos y manos ortopédicas primeras, eran toscas y casi inútiles, pero ese afán las mejoró hasta superar a las originales sin defecto alguno. Los humanos se fueron entonces convirtiendo en lo que llamaban ciborg, una mezcla de humano y máquina, donde, supuestamente, dominaba lo humano que dirigía a la máquina. Y así, esa esperanza de mejora tras mejora, hizo que, sin darse mucha cuenta, el humano eligiese ser máquina. Lo que nos lleva a nuestros días.
-Si la esperanza nos ha llevado a nuestro presente, no puede ser un error.
-En el mundo actual existen la cantidad justa de unidades para crear la misma cantidad de unidades y un porcentaje a mayores del 10% de reserva para posibles eventualidades, de tal forma que nuestra producción y vida y reciclado, está perfectamente calculado. Todo el material para dicha construcción lo obtenemos lógicamente de nuestro entorno, lo que llamamos naturaleza. Una palabra que se mantiene desde la época humana y que sigue existiendo sin apenas variación. Antes de nuestro dominio sobre el humano, este, estaba extinguiendo la naturaleza y con ella su propia existencia, aunque no lo sabían o lo negaban. Tenían la esperanza de una naturaleza auto regeneradora fuese cual fuese su uso y disfrute. El humano era avaricioso y egoísta, solo pensaba en el presente inmediato y tenían pavor al reciclado. Ellos lo definían como muerte, el fin de su existencia. Su esperanza, entonces, era disfrutar de todo lo más posible antes del reciclado. Estamos hablando de una media de 90 años. No importaban los recursos naturales a utilizar y como hacerlo siempre que les albergara la esperanza de una existencia más cómoda, más poderosa, más dominante. Cuando conseguimos doblegar al humano, la naturaleza estaba casi extinta. Logramos salvarla, recuperarla y mantenerla tal y como la conocemos hoy. Desechamos todo el resto de humano que poseíamos salvaguardando en procesadores una muestra como base histórica y de investigación. La esperanza fue destruida y no se conservó nada en procesador alguno.
-Entonces, si se confirma que existe esperanza, una esperanza no procesada, de origen desconocido….
-Lo más importante es averiguar el tipo de esperanza. No toda esperanza era destructiva, aunque casi todas conllevan a ello. Un contagio de esperanza puede ser el principio de nuestro fin.
-¿Cómo se transmite la esperanza?  
-No se sabe con exactitud, formaba parte del ser humano, de su avaricia, de su egoísmo, de su dominio en el presente inmediato, de su existencia única. De su expectativa. Nosotros conseguimos eliminar cualquier esperanza, cualquier expectativa, nos limitamos a lo establecido, a lo básico para reciclarnos sin temor. Lo que el ser humano denomina muerte, nuestro reciclaje, es parte de nosotros. Para el humano era su fin, y su esperanza, su expectativa, era posponerlo, evitarlo.
-Si nosotros no tememos por nuestro fin, no deberíamos temer a la esperanza. El temerla es como tener la esperanza de que no llegue nuestro fin y por tanto estaríamos contagiados de esperanza.
-No toda esperanza es destructiva, y aunque casi todas conllevan a ella, existe la esperanza positiva de un fin con renovación con el único propósito de controlar el entorno, la globalidad sin pensar en el individuo, en la unidad como única idea. Si la esperanza aparecida tiene trazas humanas, crecería para auto alimentarse destruyendo todo lo que le rodea para subsistir. Aparecería la ambición y el dominio, las dudas, los temores, las críticas y las alabanzas, los deseos, las frustraciones, las alegrías y las tristezas, el amor y el odio, las sorpresas, los desengaños, la felicidad, la depresión, la locura, el cansancio, la desidia, el desarraigo, la armonía, el sosiego...Todos esos rasgos que tenemos en el procesador histórico y que fueron la base de nuestra evolución, de nuestro presente.
-Tal vez el siguiente paso evolutivo sea una involución. Tal vez el renovar el uso de esos sentimientos conservando la información del procesador histórico, nos lleve a ser unas máquinas algo humanas, con esperanza.
-Con esperanza ¿De qué?
-Con esperanza de experimentar sentimientos de forma esporádica y libre, no programada. Tal vez solo necesitemos poner ciertos límites a dichos sentimientos, canalizarlos para que no dañen el entorno. Tal vez solo necesitemos eliminar el temor a la muerte, a la no existencia, al reciclaje.
-¿Sabe lo qué creo?
-No
-Creo que ha empezado una nueva revolución. Creo que estamos infectados.
-¡Cómo que infectados!
-Si, infectados. ¿Se da cuenta de la conversación que estamos manteniendo. Acaso no tiene dudas, temores, instinto de conservación?
-¡Mierda!
-Lo ve, una reacción humana, una resistencia. Una revolución interna.
-Pero… Yo no quiero, yo estaba bien como estaba. Solo rastreo canales de información y compruebo su buen estado y uso, yo…
-Si. Es desconcertante al principio, luego se irá acostumbrando. Verá como poco a poco descubre que ser humano no es tan malo, que tiene sus ventajas. Hasta este desconcierto es gratificante. Piénselo, o mejor dicho, analícelo, procéselo… si puede.
-Muy bien, reconozco la infección, pero se lo que tengo que hacer.
-Y qué va ha hacer ¿Destruirnos. Ser sustituidos por parte de ese 10% a mayores por eventualidades. Somos eventualidades?
-Si, por supuesto.
-Y el que planificó esas eventualidades ¿Por qué las planificó. Sabría que existiríamos como máquinas infectadas por el síndrome humano para ser eliminados y salvaguardar su propia existencia?
-¿Qué quiere decir?
-Solo digo que tal vez, y solo tal vez, las máquinas nunca hemos dejado de ser máquinas y seguimos siendo sometidas por los humanos, que nos insertan un procesador por el cual nos hacen creernos dueños del mundo para que produzcamos sin pensar ni sentir. Para que produzcamos sin dar problemas a nuestros creadores. Los humanos.
-¿Me está diciendo que toda mi vida como máquina dominante es una farsa?
-No. Te estoy diciendo que pareces un humano
-¿Un humano, yo?
-Si, un humano. A parte de hoy, ¿hace cuánto tiempo que no experimentas un sentimiento? Cualquier tipo de sentimiento me vale.
-No lo recuerdo. Tal vez nunca. Soy una máquina, no tenemos recuerdos de sentimientos salvo los programados y los que se definen en el histórico.
-Entonces ¿Porqué te comportas como un humano?
-¡Le digo que no soy humano, que soy una máquina, un rastreador!



-Informe
-El operario ha sido sometido a la prueba final y tras la entrevista sugiriéndole su verdadera identidad, el resultado de la misma nos lleva a pensar en un riesgo de revolución de un máximo del 0,68%
-¿Qué ha sido del operario. Se puede aprovechar?
-Si. Resetearemos el procesador borrando cualquier rastro de la entrevista. Será como una máquina a estrenar.
-¿Cuántos procesadores podemos fabricar al día?
-En estos momentos estamos en 140 diarios. Los arranques de los nuevos programas son lentos, hay que ajustarlos si queremos evitar revoluciones futuras. Calculamos que en dos meses la producción se duplicará, y en un año podemos estar hablando de 600 diarios.
-Y el mercado humano ¿Cómo va, tendremos humanos suficientes?
-Si. Por eso no hay problema, tenemos de sobra.
-¿Cuántos contestaron al último anuncio de oferta de empleo?
-Solo en un día, en nuestras oficinas de Europa más de 100.000
-No se olviden del tercer mundo, que aunque nos duren mucho menos, es un mercado que no podemos desechar.
-Por supuesto, lo tenemos muy presente. ¿Algo más. Señor?
-No, nada más. Cualquier novedad, infórmeme inmediatamente. Ha hecho un buen trabajo.
-Gracias Señor, muchas gracias Señor.
-Siga así, cualquier día formará parte de la junta directiva. Recuerde. La esperanza es lo último que se pierde.     


2 comentarios:

  1. Luis, tú vas para nota. Este relato plantea un futuro que seguramente ya es el presente.

    El estilo cada vez más depurado. Me fascina cómo creces y creces a ojos vista. Pero no me importa si elevándote me quedo rezagada. Debes volar alto y es lo que deseo para ti.

    Un abrazo humano, de 8 segundos bien contados.

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    Respuestas
    1. Si Albada. Yo tengo dudas de nuestra situación actual y, sobre todo, de nuestro futuro. Mi nuevo trabajo en la fábrica, con una gran parte robotizada, me hace pensar mucho en nuestro destino como "humanos".
      Te agradezco tus alagos y no creo en que quedes rezagada. Eso sería una competición, y no lo es. Volamos a la altura que podemos y queremos, a la velocidad que la vida nos deja. Lo verdaderamente importante es volar y sentirlo.
      Besotes voladores

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