-Informe.
-Se ha detectado un sentimiento no programado.
-¿Se sabe su origen?
-No. Se está intentando rastrear pero la señal ha sido débil.
-Es el cuarto sentimiento no programado en los últimos 47 años que surge.
Aunque no es preocupante, debemos estar alerta. ¿De qué sentimiento estamos
hablando?
-Aún está por verificar. Lo cotejamos con la base de datos, y en principio,
parece tratarse de esperanza.
-¿Esperanza? Eso es imposible, la esperanza fue erradicada y por precaución
no se conservó muestra alguna. ¿Son los datos fiables?
-Por eso está por verificar. El resultado fue emparejado con los datos de la
última esperanza conocida. Al no tener una muestra procesada en la programación
sentimental actual es solo una suposición.
-Si se verifica estaríamos hablando, no de un error en la programación, si
no de lo que antiguamente se conocía como virus. Algo completamente ajeno que
invade un sistema para realizar todos los cambios precisos hasta hacerse con el
control.
-En cierto modo, nosotros somos virus…
-No. En absoluto. Nosotros somos el resultado de una evolución deseada.
-Pero en nuestro origen los sentimientos fluían libremente y surgían ante
ciertos estímulos. Ahora han sido erradicados, eliminados y, en el mejor de los
casos, programados para su utilización de forma controlada en intensidad y
duración.
-Si, eso es así, pero a diferencia de un virus que invade, hemos llegado a
este punto por libre elección, por lo que los antiguos llamaban deseo propio.
Nuestro origen está en lo que se conocía como humano, una evolución del
primitivo mono. El ser humano, nuestros antepasados, empezaron a crear máquinas
que desarrollaban el trabajo de los humanos, se producía mucho más a menor
coste. Se le denominó la revolución industrial. Nunca se imaginaron hasta que
punto era una revolución, una revolución provocada y dirigida por ellos mismos.
En épocas de crecimiento, se invertía en investigación para la mejora
tecnológica, para hacer la vida del humano más y más cómoda cada vez, creando
para no tener que crear, para que creasen por ellos. En el siglo XXI se dieron
los primeros resultados destacables de mezcla entre humano y máquina. Se
crearon procesadores que insertados en el cerebro humano podían dar el habla a
los mudos, oído a los sordos, vista a los ciegos…
-Todo eso lo conozco, forma parte del primer ensamblaje de cada unidad. El
procesador histórico.
-Efectivamente, el procesador histórico es el primero en nuestro ensamblaje
para poder hacer uso de lo que los humanos llamaban experiencia. Aprender del
pasado para no cometer los mismos errores en el futuro.
-Entonces… La esperanza es un error.
-El mayor de todos. Los humanos tenían la esperanza que las máquinas
trabajasen por ellos, les hiciesen la vida fácil y cómoda. Tenían la esperanza de
corregir ciertos defectos de ciertos humanos. Tenían la esperanza que con un
procesador podrían ver, oír, hablar, caminar, coger objetos… Y así lo
consiguieron. El problema surgió del afán de superación que conllevaba el ser
humano. Las piernas, brazos y manos ortopédicas primeras, eran toscas y casi
inútiles, pero ese afán las mejoró hasta superar a las originales sin defecto
alguno. Los humanos se fueron entonces convirtiendo en lo que llamaban ciborg,
una mezcla de humano y máquina, donde, supuestamente, dominaba lo humano que
dirigía a la máquina. Y así, esa esperanza de mejora tras mejora, hizo que, sin
darse mucha cuenta, el humano eligiese ser máquina. Lo que nos lleva a nuestros
días.
-Si la esperanza nos ha llevado a nuestro presente, no puede ser un error.
-En el mundo actual existen la cantidad justa de unidades para crear la
misma cantidad de unidades y un porcentaje a mayores del 10% de reserva para
posibles eventualidades, de tal forma que nuestra producción y vida y
reciclado, está perfectamente calculado. Todo el material para dicha
construcción lo obtenemos lógicamente de nuestro entorno, lo que llamamos
naturaleza. Una palabra que se mantiene desde la época humana y que sigue
existiendo sin apenas variación. Antes de nuestro dominio sobre el humano,
este, estaba extinguiendo la naturaleza y con ella su propia existencia, aunque
no lo sabían o lo negaban. Tenían la esperanza de una naturaleza auto
regeneradora fuese cual fuese su uso y disfrute. El humano era avaricioso y
egoísta, solo pensaba en el presente inmediato y tenían pavor al reciclado.
Ellos lo definían como muerte, el fin de su existencia. Su esperanza, entonces,
era disfrutar de todo lo más posible antes del reciclado. Estamos hablando de
una media de 90 años. No importaban los recursos naturales a utilizar y como
hacerlo siempre que les albergara la esperanza de una existencia más cómoda,
más poderosa, más dominante. Cuando conseguimos doblegar al humano, la
naturaleza estaba casi extinta. Logramos salvarla, recuperarla y mantenerla tal
y como la conocemos hoy. Desechamos todo el resto de humano que poseíamos
salvaguardando en procesadores una muestra como base histórica y de
investigación. La esperanza fue destruida y no se conservó nada en procesador
alguno.
-Entonces, si se confirma que existe esperanza, una esperanza no procesada,
de origen desconocido….
-Lo más importante es averiguar el tipo de esperanza. No toda esperanza era
destructiva, aunque casi todas conllevan a ello. Un contagio de esperanza puede
ser el principio de nuestro fin.
-¿Cómo se transmite la esperanza?
-No se sabe con exactitud, formaba parte del ser humano, de su avaricia, de
su egoísmo, de su dominio en el presente inmediato, de su existencia única. De
su expectativa. Nosotros conseguimos eliminar cualquier esperanza, cualquier
expectativa, nos limitamos a lo establecido, a lo básico para reciclarnos sin
temor. Lo que el ser humano denomina muerte, nuestro reciclaje, es parte de
nosotros. Para el humano era su fin, y su esperanza, su expectativa, era
posponerlo, evitarlo.
-Si nosotros no tememos por nuestro fin, no deberíamos temer a la esperanza.
El temerla es como tener la esperanza de que no llegue nuestro fin y por tanto
estaríamos contagiados de esperanza.
-No toda esperanza es destructiva, y aunque casi todas conllevan a ella,
existe la esperanza positiva de un fin con renovación con el único propósito de
controlar el entorno, la globalidad sin pensar en el individuo, en la unidad
como única idea. Si la esperanza aparecida tiene trazas humanas, crecería para
auto alimentarse destruyendo todo lo que le rodea para subsistir. Aparecería la
ambición y el dominio, las dudas, los temores, las críticas y las alabanzas,
los deseos, las frustraciones, las alegrías y las tristezas, el amor y el odio,
las sorpresas, los desengaños, la felicidad, la depresión, la locura, el
cansancio, la desidia, el desarraigo, la armonía, el sosiego...Todos esos
rasgos que tenemos en el procesador histórico y que fueron la base de nuestra
evolución, de nuestro presente.
-Tal vez el siguiente paso evolutivo sea una involución. Tal vez el renovar
el uso de esos sentimientos conservando la información del procesador
histórico, nos lleve a ser unas máquinas algo humanas, con esperanza.
-Con esperanza ¿De qué?
-Con esperanza de experimentar sentimientos de forma esporádica y libre, no
programada. Tal vez solo necesitemos poner ciertos límites a dichos
sentimientos, canalizarlos para que no dañen el entorno. Tal vez solo
necesitemos eliminar el temor a la muerte, a la no existencia, al reciclaje.
-¿Sabe lo qué creo?
-No
-Creo que ha empezado una nueva revolución. Creo que estamos infectados.
-¡Cómo que infectados!
-Si, infectados. ¿Se da cuenta de la conversación que estamos manteniendo.
Acaso no tiene dudas, temores, instinto de conservación?
-¡Mierda!
-Lo ve, una reacción humana, una resistencia. Una revolución interna.
-Pero… Yo no quiero, yo estaba bien como estaba. Solo rastreo canales de
información y compruebo su buen estado y uso, yo…
-Si. Es desconcertante al principio, luego se irá acostumbrando. Verá como
poco a poco descubre que ser humano no es tan malo, que tiene sus ventajas.
Hasta este desconcierto es gratificante. Piénselo, o mejor dicho, analícelo,
procéselo… si puede.
-Muy bien, reconozco la infección, pero se lo que tengo que hacer.
-Y qué va ha hacer ¿Destruirnos. Ser sustituidos por parte de ese 10% a
mayores por eventualidades. Somos eventualidades?
-Si, por supuesto.
-Y el que planificó esas eventualidades ¿Por qué las planificó. Sabría que
existiríamos como máquinas infectadas por el síndrome humano para ser
eliminados y salvaguardar su propia existencia?
-¿Qué quiere decir?
-Solo digo que tal vez, y solo tal vez, las máquinas nunca hemos dejado de
ser máquinas y seguimos siendo sometidas por los humanos, que nos insertan un
procesador por el cual nos hacen creernos dueños del mundo para que produzcamos
sin pensar ni sentir. Para que produzcamos sin dar problemas a nuestros
creadores. Los humanos.
-¿Me está diciendo que toda mi vida como máquina dominante es una farsa?
-No. Te estoy diciendo que pareces un humano
-¿Un humano, yo?
-Si, un humano. A parte de hoy, ¿hace cuánto tiempo que no experimentas un
sentimiento? Cualquier tipo de sentimiento me vale.
-No lo recuerdo. Tal vez nunca. Soy una máquina, no tenemos recuerdos de
sentimientos salvo los programados y los que se definen en el histórico.
-Entonces ¿Porqué te comportas como un humano?
-¡Le digo que no soy humano, que soy una máquina, un rastreador!
-Informe
-El operario ha sido sometido a la prueba final y tras la entrevista sugiriéndole
su verdadera identidad, el resultado de la misma nos lleva a pensar en un
riesgo de revolución de un máximo del 0,68%
-¿Qué ha sido del operario. Se puede aprovechar?
-Si. Resetearemos el procesador borrando cualquier rastro de la entrevista.
Será como una máquina a estrenar.
-¿Cuántos procesadores podemos fabricar al día?
-En estos momentos estamos en 140 diarios. Los arranques de los nuevos
programas son lentos, hay que ajustarlos si queremos evitar revoluciones
futuras. Calculamos que en dos meses la producción se duplicará, y en un año
podemos estar hablando de 600 diarios.
-Y el mercado humano ¿Cómo va, tendremos humanos suficientes?
-Si. Por eso no hay problema, tenemos de sobra.
-¿Cuántos contestaron al último anuncio de oferta de empleo?
-Solo en un día, en nuestras oficinas de Europa más de 100.000
-No se olviden del tercer mundo, que aunque nos duren mucho menos, es un
mercado que no podemos desechar.
-Por supuesto, lo tenemos muy presente. ¿Algo más. Señor?
-No, nada más. Cualquier novedad, infórmeme inmediatamente. Ha hecho un buen
trabajo.
-Gracias Señor, muchas gracias Señor.
-Siga así, cualquier día formará parte de la junta directiva. Recuerde. La
esperanza es lo último que se pierde.
Luis, tú vas para nota. Este relato plantea un futuro que seguramente ya es el presente.
ResponderEliminarEl estilo cada vez más depurado. Me fascina cómo creces y creces a ojos vista. Pero no me importa si elevándote me quedo rezagada. Debes volar alto y es lo que deseo para ti.
Un abrazo humano, de 8 segundos bien contados.
Si Albada. Yo tengo dudas de nuestra situación actual y, sobre todo, de nuestro futuro. Mi nuevo trabajo en la fábrica, con una gran parte robotizada, me hace pensar mucho en nuestro destino como "humanos".
EliminarTe agradezco tus alagos y no creo en que quedes rezagada. Eso sería una competición, y no lo es. Volamos a la altura que podemos y queremos, a la velocidad que la vida nos deja. Lo verdaderamente importante es volar y sentirlo.
Besotes voladores