Decapitados, degollados, defenestrados. Demostraciones divinas dadas durante décadas.
Dioses desvanecidos durante diluvios dinerarios.
Detengamos definitivamente demostraciones dolorosas del dominio de Don Dinero. Dejemos de decirnos deidades, dejemos de degenerarnos. Digamos definitivamente, después de doblar dudas, “desobediencia, desorden, demolición”.
Desfilaremos deformando delgadas dunas donde deberían descansar dioses.
Desterrados del desierto diremos dónde debería decaer dios.
Dejados, desmoronados, deprimidos, decepcionados.
Dios dudaría de dichos despojos.
Difuntos dilemas diluidos dulcemente, derivando, depurando, depravando.
Definitivamente dejados de dios, devastaron dominios dejando detrás daños, dolor y dudas de dogmas decrépitos, desgastados.
Donde dominaba dios, dominaban dudas derivadas del desden del desconocido devenir de dichas deidades.
Desgastados derechos desaparecían delante de duchos decretos de desorden.